«Plan Macri»: cómo piensa reestructurar el Gabinete después de las elecciones

El Gobierno cree que en octubre gana fácil. Cristina Kirchner facilita la tarea.

Por lo menos serían 5 los ministerios que se van a recortar y eliminar en la futura reestructuración del Gabinete nacional.

Habrá varias fusiones y el excesivo y poco efectivo elenco actual se achicaría para tratar de dar una señal de austeridad presupuestaria frente al fuerte desborde fiscal.

Ahora existen 23 funcionarios con rango de ministros. Muchos son desconocidos y no se sabe bien qué hacen en el Gobierno.

El plan sería que quedaran sólo 15.

El nuevo Gabinete incluiría también cambios de ministros y dispondrá un giro en la Casa Rosada: Mauricio Macri va a cerrar aún más su gestión sobre sus hombres de mayor confianza. Marcos Peña sería más beneficiado.

El propio Presidente admite la propuesta, en la intimidad: “Habrá reajustes”.

El recorte incluiría la eliminación o reestructuración de ministerios como Medio Ambiente, Defensa, Agroindustria, Interior, Producción y Turismo.

También podría fusionar parte del gabinete económico. Andrés Ibarra trabaja en el diseño técnico. Pero su fuerte impacto político hará que la definición esté a cargo de la mesa chica: Macri, Marcos Peña, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta.

La idea surgió hace unos meses cuando Macri cayó fuerte en las encuestas. Fue una propuesta de Vidal, resistida –inicialmente- en la Jefatura de Gabinete. Los cambios eran para recuperar la iniciativa.

Ahora se trabaja con otro horizonte: entrarían, en principio, después de las elecciones.

Los primeros borradores indican que Medio Ambiente se va a fusionar con Ciencia y Tecnología. También, que Defensa pasaría a la órbita de Seguridad.

Además se explora otra opción: unificar Seguridad e Interior. Y estaría muy avanzada la absorción del Ministerio de Agroindustria por parte de Producción.

En otras palabras: Medio Ambiente, Defensa y Agroindustria dejarían de ser ministerios.

Esa será una de las reformas que el Presidente proyecta llevar adelante pasadas las elecciones de octubre. Un «Plan Macri» que avanza e incluye:

-convocatoria a un acuerdo con los gobernadores para corregir los fuertes desajustes macroeconómicos;

-recortes presupuestarios para bajar el déficit en 80.000 millones de pesos;

-medidas que exigen los líderes mundiales para invertir en la Argentina, como impopulares reformas laborales.

La protocolar reunión de ayer con la Unión Industrial Argentina (UIA) intenta también sumar empresarios a esos objetivos.

La Casa Rosada aumentó esos desajustes macroeconómicos. La ausencia de un plan integral, y los desequilibrios, hacen que la economía no termine de arrancar y siga estancada.

Durante el tiempo que Cambiemos lleva en el Gobierno el déficit creció.

El rojo del PAMI –por ejemplo– aumentó en el primer año de gestión macrista un 80%. Según un informe secreto, que elaboró Sergio Cassinotti para el propio Gustavo Lopetegui, el déficit de ese organismo pasó de 5.000 millones de pesos a 9.000 millones.

El tema estuvo en el encuentro de AEA con Nicolás Dujovne. El ministro de Hacienda tuvo un caliente intercambio con Teddy Karagozian. Ocurrió cuando el empresario cuestionó el hipergradualismo fiscal y lo comparó con el fuerte ajuste que hicieron las empresas. Dujovne dijo –sin dar nombres– que existen empresas que quieren vivir con sobreprotección.

Macri está pensando en octubre, porque en la Casa Rosada creen que ganan fácil las elecciones.

Cristina Kirchner facilita la tarea: la división peronista ayuda mucho a Cambiemos. La “grieta y confrontación” que promueve la Casa Rosada contra Cristina trae réditos políticos, pero serios trastornos económicos.

Los líderes de AEA, las firmas españolas y la propia UIA insisten en que esa estrategia electoral de Macri, polarizando con Cristina, afecta la economía.

Lo dicen porque la sola posibilidad de una buena elección de Cristina frena decisiones de inversión en la Argentina.

También la “impunidad” que existe sobre la corrupción kirchnerista genera dudas a futuro.

Ya varios CEO de firmas trasnacionales se lo dijeron a Macri en privado: difícilmente alguien invierta en serio en la Argentina mientras Cristina y sus ex ministros no paguen los sobornos con la cárcel.

Odebrecht es otro caso: cada día está más fuerte el lobby que intenta frenar la investigación y consagrar la impunidad.

La Justicia de Brasil transmitió a los fiscales argentinos que no entregará pruebas de la corrupción hasta que Argentina no haga un acuerdo con la constructora.

El fiscal brasileño Vladimir Aras se lo dijo con todas las letras, esta semana, a su colega argentino Sergio Rodríguez.

Dentro de la Casa Rosada insisten con que la constructora montó una operación de inteligencia sin fundamento contra Gustavo Arribas –vía el “cuevero” Leonardo Meirelles– para generar mejores condiciones de negociación con Macri.

El futuro viaje a Estados Unidos, organizado por el ministro Germán Garavano, también entró en un cono de sombras.

Hubo un duro cruce con el Ministerio de Justicia y aún no se sabe si Washington entregará la información a fin de mes.

Por eso, Julio De Vido y toda la estructura del ex ministro de Planificación festejan, por ahora.

Entradas relacionadas

Deja tu comentario