Macri recibió apoyos y también exigencias al visitar Wall Street

Los banqueros le reclamaron un amplio consenso con el peronismo. La ayuda de AIFP a Cristóbal López y Moyano, ejes de una interna en el Gobierno.

Los financistas de Wall Street plantearon que las reformas económicas y la lucha contra la inflación sean una propuesta compartida por todas las fuerzas políticas del Congreso y el sindicalismo. Los banqueros se lo dijeron en forma clara al Presidente: insistieron en que la iniciativa oficial sola no alcanza y que para que la Argentina sea creíble se requiere un amplio consenso con el peronismo. Así, volvieron a poner otro requisito para que llegue la soñada “lluvia de dólares”.

Al principio fue ver el rumbo que tomaba Mauricio Macri. Después, ganar las elecciones y ahora toca respaldo pleno y un apoyo social a fuertes reformas económicas como la flexibilización laboral.

Fue en Nueva York -esta semana- en medio de la gira del Presidente. La primera en transmitir el pensamiento de Wall Street fue Katia Bouazza, jefa del HSBC para América Latina.

Ocurrió en un secreto encuentro de hombres de negocios de Manhattan y de la Argentina. Bouazza, Managing Director Capital Financing del HSCB para América Latina, afirmó: “Para creerle a la Argentina, el Gobierno debe demostrar que los cambios tienen el apoyo de la oposición y de la mayoría del pueblo”.

Y agregó: “Si no, seguiremos observando, sin llegar a hacer inversiones en la economía real”. Macri -unos minutos después- recibió una condecoración. Se lo entregó William Rhodes, un ex chairman del Citibank, que presidió todos los comités de acreedores de la Argentina durante 30 años.

Fue quien negoció las formas de pago desde la época de Raúl Alfonsín hasta Néstor Kirchner. Una suerte de “pesadilla” para todos los ministros argentinos. Y un galardón que habría despertado inquietud en Jaime Durán Barba: Rhodes le otorgó igual distinción a Carlos Menem.

Hubo un almuerzo y los banqueros le encargaron la misión de entrevistar al Presidente al periodista Charlie Rose. Testigos argentinos fueron Eduardo Elsztain, Marcelo Mindlin, Hugo Dragonetti, José Luis Manzano y Gabriel Martino. Las preguntas fueron suaves y cordiales, pero Rose volvió sobre la nueva obsesión de Wall Street. Enfrente tenía una audiencia ínfima, pero muy calificada.

Rose planteó: “¿Usted es consciente de que para que las reformas sean creíbles y haya inversiones hace falta un amplio consenso?” Y remató con un argumento ahora predilecto en EE.UU.: no van a haber inversiones reales si hay sospechas de que en 2 o 4 años las reglas de juego pueden cambiar. Macri aseguró que había apoyo. Así lo dijo: “Tres gobernadores me acompañan aquí”. Pero ninguno habló. También admitió que esa participación era clave, porque el Gobierno necesita el aval de la oposición para aprobar las leyes.

La delegación de la Casa Rosada -después- transmitió en privado un mensaje concreto a los banqueros: que el acuerdo con los gobernadores estaba cerrado, a cambio del compromiso del Tesoro de enviarles fondos adicionales a las provincias para no desfinanciarlas. Saldría del reparto del dinero que se recorta a los jubilados por 100.000 millones . El tema fiscal sostiene todo el andamiaje de reformas. El Presidente dijo que es su prioridad.

La interna en el Gobierno por Cristóbal López y Moyano

Macri respaldó fuertemente a Alberto Abad. Fue para frenar una ofensiva dura de Mario Quintana. Ocurrió en forma simultanea, aunque nada tendrían que ver entre sí, a una serie de versiones que lanzó el “zar del juego“ contra la continuidad del titular de la AFIP. Cristóbal López inició esa ofensiva porque Abad es la principal barrera política en su intención de vender el grupo Indalo y así no rendir cuentas por una defraudación al Estado por 10.000 millones de pesos.

Como adelantó Clarín, el Presidente ya ratificó la continuidad de Abad. Fue cuando hubo una filtración sobre los millones que blanquearon Nicolás Caputo y Gianfranco Macri.

Ese día, Abad presentó la renuncia y el Presidente la rechazó en forma categórica .

Ocurrió en la Quinta de Olivos. El 27 de agosto, por la tarde. Macri pondera el trabajo del jefe de la AFIP y admite que su salida sería una pésima señal política en la lucha contra la corrupción y evasión. Pero ese aval, que ocurrió hace dos meses, no desarmó la puja que existe con el poderoso Quintana.

El vicejefe de Gabinete pretende que la cúpula de la AFIP “colabore” con algunas negociaciones políticas que inició el Gobierno. Quintana no estaría de acuerdo con la intransigencia de algunos dictámenes elaborados por la línea del ente recaudador. Abad -en cambio- decidió respetar a rajatabla esos documentos y ser muy estricto. La AFIP prometió tolerancia cero con los evasores.

Una disputa concreta está referida a la empresa OCA, sobre la cual Hugo Moyano pide en todas las negociaciones con la Casa Rosada.El dictamen interno de AFIP objeta cualquier otorgamiento de financiación especial a OCA.

Eso traba el diálogo con el cacique sindical. Encima, la AFIP avanzó en una investigación sobre el contador de Daniel Angelici y denunció -hace tiempo por evasión fiscal a Diego Dávila, el nuevo jefe en Aduana y hombre de confianza de Quintana. Los rumores crecieron en la ultima semana. Quintana y Abad intentan sacarle dramatismo. Pero la pelea no terminó y el final está abierto.

Nota de Marcelo Bonelli publicada en el diario Clarín. Copyright Clarín, 2017.

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