En el país circulan 10 cepas de hantavirus y crece la población de ratones

Ya hay 10 muertos por el brote en Epuyén. Otros dos fallecimientos registrados no están vinculados.

El brote de hantavirus en la localidad patagónica de Epuyén ya dejó 10 muertos de los 28 casos positivos reportados en la provincia de Chubut. Este martes se confirmó también un muerto por hantavirus en Salta y este miércoles, otro caso fatal en Gualeguaychú. En estos dos últimos casos se tratan de cepas diferentes a la que circula actualmente en el Sur.

En la provincia de Buenos Aires también se conoció el caso de un hombre internado en Lomas de Zamora por hantavirus. En este caso, el hombre había viajado a la localidad bonaerense de San Andrés de Giles, otra de las zonas endémicas de hantavirus en el país, aunque también se trata de una cepa diferente a la de Epuyén.

En Argentina, según datos de la Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación, circulan dos especies de virus hanta (Andes y Laguna Negra) y hay por lo menos 10 genotipos virales diferentes. Ocho de estos 10 genotipos han sido asociados al síndrome cardiopulmonar por hantavirus, una de las formas graves de la enfermedad.

Especialistas sostienen que para prevenir el hantavirus es importante bajar la población de ratones. Como prevención, en la Ciudad se realizan tareas de vigilancia epidemiológica, mediante la captura de ratones para analizarlos buscando si son portadores de diversas enfermedades.

En la Argentina hay cuatro regiones endémicas identificadas: la región Norte (Salta y Jujuy), Centro (Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos), Noreste (Misiones) y Sur (Neuquén, Río Negro y Chubut).

Entre los años 2013 y 2018 se reportaron 111 muertos por hantavirus, lo que representa una letalidad de 18,6% en promedio. En algunas provincias de la región sur, sin embargo, la letalidad alcanza casi el 40%.

El hantavirus se transmite fundamentalmente por inhalación de aerosoles cargados de partículas virales que provienen de las heces, orina y saliva de ratones colilargos infectados. También hay otras vías posibles de transmisión, como el contacto con excrementos o secreciones de roedores infectados con las mucosas conjuntival, nasal o bucal.

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