Déficit: Por qué Argentina no y los otros sí

Los países vecinos tienen desequilibrios similares, pero cuentan con mercados de capitales más desarrollados que facilitan el financiamiento.


Por Roberto Pico

 

El déficit fiscal acorrala a la Argentina desde hace décadas y una buena parte de la biblioteca económica le asigna el nefasto rol de ser el responsable de todos los males nacionales.

Dando por válido este diagnóstico, vamos de hecho a un segundo intento de “déficit cero”.

El primero fue en 2001 cuando Fernando de La Rúa junto a Domingo Cavallo intentaron cerrar la brecha entre ingresos y gastos del Estado de un plumazo tras el fracaso del “Blindaje” anunciado meses antes. La cosa no terminó bien.

Ahora aquellos planes parecieran unirse: “Blindaje” de U$ 50 mil millones vía Fondo Monetario Internacional (FMI) que aseguran servicios de deuda y programa para llegar al equilibrio de las cuentas pero en un par de años, más precisamente en 2020. Argentina se comprometió a que el rojo del Estado sea de 2,7% del PBI este año y 1,3% en 2019.

Pero… ¿Qué pasa con los países de la región que habitualmente son mostrados como ejemplos a seguir en materia económica?… Todos funcionan con déficit fiscal, incluso superiores al de la Argentina.

El habitual informe que elabora la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) precisó que todas las economías de sudamérica tuvieron desequilibrios en sus cuentas públicas durante 2017.

Y curiosamente uno de los faros que se le pide a la Argentina que mire es –exceptuando a la Argentina- es el de mayor desbalance: Chile, que terminó el año pasado con un déficit de 2% del PBI.

La segunda economía con mayor desequilibrio fue otra de las “niñas mimadas” del establishment económico: Perú, con 1,7%, que además anunció que cerrará 2018 con un rojo de 3% del PBI.  Brasil terminó el año pasado con un desequilibrio de 1,7% de su producto.

La situación luce un tanto más acomodada en Colombia, con un 0,6% de déficit y es casi equilibrada en Uruguay donde el corrimiento es de apenas 0,3%.

En consecuencia, cuenta pensar por qué a la Argentina se le exige que llegue cuanto antes al equilibrio.

La respuesta central es la falta de un mercado de capitales interno fuerte que pueda financiar las necesidades del Estado que la hace excesivamente dependiente del ahorro externo y por ende del humor de los inversionistas globales.

Al ser consultado, el ex ministro de Economía, Ricardo López Murphy, fue claro al respecto sobre las diferencias: “Ellos (por los países vecinos) tienen los fondos de pensión. Si tuviéramos los fondos de pensión que confiscó Cristina Fernández, serían unos 200 mil millones de dólares toda la deuda estaría ahí y no tendríamos la angustia. Esa plata la confiscaron. Y los países de la región tienen esa opción”.

López Murphy apunta a que un mercado financiero local con profundidad que limite las necesidades externas.

“Esos países tienen esa opción No quiere decir que sea bueno pero lo tienen. Hay un mercado de capitales que puede comprarle esa deuda”, añadió.

El ex funcionario remarcó que “por ejemplo, en Uruguay el stocks de Lebacs es tres o cuatro veces superior al de la Argentina en relación a su PBI, pero allá no hablan los taxistas de las Lebacs, hablan los técnicos porque están los fondos de pensión que renuevan esas colocaciones. Aquí hasta un taxista habla de las Lebacs y ahora nos jugamos la vida en cada colocación”.

El Gobierno intentó con diversas medidas ampliar el mercado de capitales interno, pero aún queda un largo camino por recorrer.

Según datos oficiales, el tamaño del mercado de capitales en países de la región es entre tres y cuatro veces superior al de la Argentina, brecha que se eleva hasta 20 veces si se compara con economías desarrolladas.

En consecuencia, no es sólo el volumen del déficit lo que nos agobia sino la incapacidad de generar instrumentos para que seamos nosotros mismos los que financiemos nuestra propia fiesta.

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