Cuadernos de la corrupción: el Gobierno imagina un impacto electoral moderado

Creen que puede influir en el tercio del electorado ajeno a la grieta. Sin embargo se mantienen alerta por la economía.

El «baño de realidad» en el que zambulló Mauricio Macri para transcurrir y explicar la tormenta económica tiene su onda expansiva en el Gobierno, en estas horas, para analizar el posible impacto electoral del escándalo de las coimas millonarias que sacude principalmente al kirchnerismo y a un sector del empresariado.

En la Casa Rosada son moderados: imaginan alguna influencia en los votantes «desencantados», ese grupo heterogéneo que se convirtió en el principal objetivo de las acciones y comunicaciones oficiales de cara a 2019.

«En los núcleos duros de kirchneristas y macristas esto no mueve la aguja. Sí puede influir en una parte de los desencantados, que son un tercio del electorado y que ven lo que era el kirchnerismo y vuelven para este lado», comentaba este miércoles a la tarde una fuente en Casa de Gobierno, mientras la bomba de las nuevas coimas seguía tirando esquirlas en varias direcciones.

«¿Y cómo impacta que aparezca Iecsa, la empresa que fue de los Macri, en el circuito de coimas?», consultó Clarín. «Creemos que poco. Sobre todo porque Mauricio cambió su postura respecto a su familia, que le trajo muchos quilombos de arranque. Cuando asumió era medio un trauma, pero ahora, cuando lo escuchás, dice que todo avance como tenga que avanzar».

Apenas se conoció el caso de los bolsos de Baratta, en el Gobierno negaron cualquier especulación política para correr el eje de la opinión pública en medio de la recesión. Y, curioso, pusieron como ejemplo la mención a Iecsa como un reaseguro de la «independencia» de la decisión judicial. El razonamiento sería el siguiente: si el juez Claudio Bonadio quería beneficiar al Gobierno no habría acelerado una causa que involucra a la empresa que manejaba el primero del presidente (Angelo Calcaterra).

En Cambiemos reconocen una mejora en la imagen e intención de voto de Cristina Kirchner, a partir de la caída de la economía y un estratégico silencio de la ex presidenta. «Estaba en 25 puntos y hoy puede estar en 30, es así. Ella fue muy inteligente en callarse», admitía una fuente oficial, mientras pasaba facturas al peronismo dialoguista: «No se quieren pelear con ella para que no los afecte en sus distritos, pero tampoco quieren que los arrastre. Eso los frena, y así es difícil. Ellos tienen una estructura de legisladores y administraciones que Cristina no tiene, pero no logran armarse».

Con acotado optimismo, un alto funcionario trazaba una comparación con 2017: «La gran diferencia es que apenas esto mejore, ya sabemos cómo poner en marcha la maquinaria electoral, con obras, créditos y lo que sea, para que impacte rápido. Antes, nos podías dar toda la guita que se te ocurra, pero hasta que la distribuíamos había pasado la elección, je».

Nota original publicada en Clarín

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